Antes de quitarse de en medio, el autor de 'Espabila y gana dinero con la crisis', Aitor Zárate (Vitoria, 1966), atrapó a decenas de ahorradores por toda España prometiéndoles, en pequeños círculos, rentabilidades astronómicas. Así lo refleja parte de la documentación aportada a un procedimiento por estafa que se sigue desde septiembre pasado ante un juzgado de Gandía (Valencia) y la declaración posterior como investigado de un socio de Zárate. Los agujeros y desvíos patrimoniales de Aitor Zárate, exjugador de la ACB reconvertido en gurú financiero, afloran ahora a golpe de querella.
Según la declaración de David Sanchís Hidalgo, a cuyo contenido ha tenido acceso El Confidencial, Zárate le habría transmitido préstamos contraídos con “unos 15 o 20” ahorradores en 2014, pero la propia documentación remitida en nombre de Zárate a la querellante de Gandía sugiere que la cifra de afectados podría ser mucho mayor. A diferencia de Sanchís, Zárate no ha respondido a las citaciones del juzgado.
Se vendieron miles de ejemplares de los libros de autoayuda económica de Zárate durante la crisis. Como los perfumes, sus productos se anunciaban explotando una imagen pública, pero se aplicaban en la intimidad. Pedro, un joven aprendiz de inversor, es otro de esos ahorradores rendidos a las mágicas fórmulas de Zárate y las promesas de Funky9, la empresa con la que supuestamente el exbaloncestista y sus socios canalizaban inversiones.
Después de acercarse a él en un gran hotel de Valencia, en uno de los muy concurridos cursos que Zárate impartía entonces por toda España, el joven Pedro acudió a un entorno mucho más elegante y discreto: una casa de diseño en un pequeño pueblo del interior de Girona. Cuatro alumnos, una casa y cinco días por delante, así describía aquel curso típico Ana Oliva, autora de la biografía 'En ruta con Aitor Zárate' y biógrafa también de Antonio Banderas. El dinero lo acabaría poniendo la madre de Pedro, mediante una transferencia ordenada desde Gandía.
La casa, un octaedro de piedra, como de yupi austero, está en una colina en Cervià de Ter (menos de 1.000 habitantes), en la última calle urbanizada, con vistas al campo. El contrato se firmó en el verano de 2013. En este caso, la madre de Pedro perdió los 100.000 euros que desde Gandía transfirió a una cuenta de Zárate en Letonia. La forma del contrato era un préstamo que prometía una rentabilidad del 44% en cuatro años, según uno de los folletos que publicitaban el producto estrella de Funky9, “¿Cansado de tu banco?”. Funky9 ofrecía una rentabilidad del 7% el primer año, al 78% acumulado en seis años.
Cuando trataron de recuperar su dinero a finales de julio de 2017, Sanchís les dio las mismas explicaciones que a los tres ahorradores que la semana pasada se querellaron en Vitoria contra él, su socio y la hermana de este, Maitane González de Zárate Apiñaniz. Poco después les remitió a Pedro y su madre un supuesto informe con los detalles: todo había sido culpa del error de un bróker y el dinero se había perdido.
Sin embargo, a medida que aparecen nuevas querellas y aumentan el número de afectados y las cantidades reclamadas, la descripción de la ruinosa operación ordenada por Zárate el 7 de octubre de 2016 ya no alcanza a cubrir todo el dinero desaparecido. Ni siquiera cubre el calendario: para cuando Sanchís remitió ese informe, en septiembre de 2017, la Autoridad Financiera del Reino Unido (FCA), el regulador del que dependía el broker aludido por Sanchís, ya había resuelto que el bróker actuó correctamente. Únicamente había ejecutado las operaciones ordenadas por Aitor Zárate. Aquel día, nada más abrirse los mercados asiáticos (madrugada española), la libra esterlina sufrió una volatilidad extrema debido al miedo a un Brexit duro, y Zárate perdió 643.000 euros en apenas segundos.
Pero esa cifra ya no cubre lo que han perdido el querellante de Gandía y los tres de Vitoria: 680.000 euros en total. Y es probable que haya más afectados. La querella de Vitoria, ciudad en la que esos tres afectados conocieron y se reunieron con Aitor Zárate, asegura que ellos conocen personalmente a cuatro afectados más; y la documentación aportada por la querella de Gandía, donde la madre de Pedro aparece identificada con el número “44” en la relación de préstamos transmitida a Sanchís en septiembre de 2014, sugiere que al menos otras 43 personas pudieron acogerse al mismo tipo de contrato —”unos 15 o 20”— que el investigado Sanchís Hidalgo reconoció, en sede judicial, haber recibido.
Pedro es un nombre ficticio. Como los tres querellantes de Vitoria, ni él ni su madre quieren figurar públicamente. En estos casos, la vergüenza y el tabú llevan a adoptar un perfil bajo. El propio modo de actuar de Zárate y sus socios atomizaba a los afectados, repartidos geográfica y a veces mercantilmente entre Funky9 o El Factor K, otro de los títulos de Zárate convertidos luego en una marca comercial. El subtítulo de este último libro era “cómo desaparecer y pagar menos impuestos”.
Todo ello dificulta ahora una respuesta organizada. Sin embargo, el hecho de que haya al menos dos querellas en dos comunidades autónomas distintas (Valencia y País Vasco) podría llevar a que las causas recaigan en la Audiencia Nacional. Tal y como establece el artículo 67 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, así puede ocurrir cuando se investiga “un perjuicio patrimonial en una generalidad de personas en el territorio de más de una Audiencia”.
Aitor Zárate no actuaba solo en Vitoria, ni en solitario. “Era como un padre”, alegó Sanchís ante la titular del juzgado número 3 de Gandía. El socio de Zárate asumió la titularidad de Funky9 el 28 de noviembre de 2014, dos años antes de las supuestas pérdidas que ahora alegan como explicación de la desaparición del dinero. Una transmisión “gratuita”, según subrayan las querellas presentadas, sin ningún sentido patrimonial ni comercial. En su declaración, Sanchís nombró también a Peio y Maitane González de Zárate Apiñaniz como partícipes en el esquema de formación y ejecución de inversiones de Aitor, el sexto de una familia de siete hermanos. Maitane, dueña de una ortopedia en la capital alavesa, consta como querellada en Vitoria.
La vergüenza y el tabú llevan a adoptar un perfil bajo. El propio modo de actuar de Zárate y sus socios atomizaba a los afectados. Contactados el abogado de Aitor Zárate y Maitane, ninguno ha querido comentar esta información. Otro de los domicilios en los que el juzgado de Gandía trata de citar a Zárate es un apartamento frente al puerto de Castro Urdiales, en Cantabria.
Según Sanchís, que vive actualmente en la ciudad de Valencia, cuando a finales de 2014 Zárate le transmitió la titularidad de los préstamos y la empresa de Funky9, le entregó 200.000 euros. En febrero de 2015, viendo que aquel no le transfería el resto del dinero con el que poder responder a los “15 o 20 contratos” que había asumido, Sanchís asegura que solo firmó dos nuevos contratos antes de abandonar la actividad. El número de móvil que Sanchís aportó al juzgado —bajo obligación de veracidad— es de una tercera persona ajena a la causa.
Sin embargo, la documentación aportada al juzgado de Gandía refleja que Sanchís siguió presentándose como “el sucesor de Aitor Zárate y actual director de Factor K” dos años después.
Así anunciaba, por ejemplo, una 'Semana de Inmersión en Trading' a celebrar a finales de abril de 2017 en un hotel de la playa de Sagunto (Valencia), “un idílico lugar donde aprender y relajarse”. Muestra de su olfato para las tendencias, el folleto animaba a los participantes a “salirse de la manada”. Por aquellos días se abrió el juicio oral contra la Manada de Pamplona y la Fiscalía presentaría poco después su escrito contra los cinco acusados de violar a una chica durante los Sanfermines del verano anterior.
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